lunes, 20 de diciembre de 2010

Hoy Llueve, hoy Duele

Hay días en los que no se puede más. Me encantaría irme a la cama y despertarme dentro de 12 horas, con los músculos doloridos de la parálisis a los que los he sometido. Pero eso no va a ocurrir, de ninguna de las maneras. Soy una cínica: la noche es el mejor momento para trabajar, dormir para mí siempre ha sido puro trámite, lo que separa un día de otro.

Todo lo contrario: estaré en pie, quiera o no, en poco más de 6 horas, cuando la inspiración y las buenas intenciones dejen paso a sensaciones más mundanas. Adoro los momentos de éxtasis artístico, cuando me siento con las piernas cruzadas en el sofá y se me va el santo al cielo, y tengo la literal necesidad de salir a por un lienzo enorme, y llenarlo.
De lo que sea.

Pero son momentos, y pasan, y me planteo si algún día haré algo bueno de verdad, si todo el esfuerzo merece la pena, y me cuestiono, y cuestiono a los demás, y maldigo los estereotipos, y las clasificaciones, y los complejos de quien los crea, y los complejos que me crean. Y me río, porque recuerdo a mi amiga Laura, resignada, "qué difícil es ser pija en Bellas Artes", y me encanta que sea pija, y que le encante serlo.

Y dejo de divagar, siempre acabo haciéndolo.
Y me voy a la cama con la cabeza dando vueltas sin mi permiso, esperando que me eche una mano para que toda esta explosión emocional y física no se quede en nada. Y fuerza, dame fuerza.