miércoles, 27 de octubre de 2010

el ProbLema es Cuando te Da IguaL...

Reconciliándome con mi alma gracias a una confesión. Esos pequeños grandes detalles que me salvan la vida cada dos por tres, que, para alegría de mi ego, ponen todo en su sitio. Y siento alivio, porque la inquietante sensación de hacer las cosas mal, se agarra fuerte a mi cintura, bloqueándome el estómago, llevándome a una absurda lucha interna y eterna. Digo absurda, porque yo, contra mí, de un modo u otro siempre gano, es difícil desnudar a uno mismo y mirar. No entendemos fallos, no concebimos errores.

No solemos encajar bien los golpes... Y a veces, simplemente, no comprendemos. Me he dejado a tanta gente por el camino... A veces me da miedo pensar que me he vuelto fría, cómo no me puede importar. Quizá no sea el curso de la vida, como se suele decir, quizá se pueda ganar a eso que llamamos paso del tiempo, quizá sólo sea cuestión de empatía. Con esfuerzo, estas cosas no pasan. ¿O sí? Recuerdo las palabras de una amiga, "todo lo que requiere demasiado esfuerzo con una compensación agridulce, no merece la pena".

Creo firmemente que el problema llega cuando no hay problema, cuando te da igual. Entonces, no hay nada que resolver, porque ya estaba muerto tiempo atrás, y ni siquiera fueron necesarias despedidas.
Pero aparece el sentimiento de culpa, el pensar que soy yo quien está al revés. Vuelve la sensación de incomprensión. Y alguien te dice que no eres tú, que has hecho lo correcto, porque esa persona ya lo ha vivido. Y esa sonrisa de ánimo dice tantas cosas... y yo, con mi simpleza y mi cinismo, me tranquilizo, agradezco esa altruista empatía, y siento que todo encaja, y eso me vale.

Sencillamente.

1 comentario:

  1. me hago seguidora me gusta mucho cómo escribes,la pasión y critica que le pones a las cosas!!!!

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